Tras varios meses sin realizar salidas de campo vuelvo a
internarme en la campiña utrerana en estos días de frío. El viento era bastante
gélido y dificultaba las fotos. Me lloraban los ojos y el objetivo de la cámara
se movía constantemente. Nunca uso trípode, pues llevo la cámara durante mis
paseos en bicicleta y no hay hueco para él. Ni siquiera puedo saber si veré
aves en mi trayecto. Las imágenes que pude tomar no son demasiado buenas, pero
creo que expresan lo apresurado del encuentro. Al día siguiente volví al mismo
sitio, en busca de otras imágenes, pero las avefrías se habían marchado.
Las avefrías son aves inusuales por estas tierras, tan sólo
se las puede ver en los días más fríos del invierno, cuando alguna ola de frío (como
la de este enero) azota la zona y sólo permanecen por aquí esos días. En cuanto
el frío afloja las avefrías desaparecen.
El Avefría europea (Vanellus vanellus) no es una reproductora
común en la península (aunque existen algunos núcleos con población sedentaria),
pero durante la invernada aparecen en gran número procedentes del centro y
norte de Europa. Su identificación es bastante fácil. Posee un pico muy corto
que es casi imperceptible en la mayoría de las fotos que he tomado y una
llamativa cresta de plumas finas. Las zonas ventrales son blancas y se aprecian
muy bien en el vuelo. Son por otra parte bastante ruidosas. Todo esto las
convierte en unas aves que se identifican con facilidad. A pesar de todo ello,
esta bandada que vino a pasar el día en la campiña resultaba visualmente
compleja de ver, porque posada en los campos arados y teniendo la parte dorsal
oscura se camuflaba bastante bien.
Como aves limícolas que son, habitan llanuras encharcables,
áreas pantanosas o herbazales. Con los campos secos y arados, pues no ha
llovido casi nada este invierno, poco iba a ser el tiempo que duraran por aquí.
De hecho fui a buscarlas en una segunda ocasión y ya nos las encontré. Estoy
segura de que el frío viento las había desplazado de donde quiera que
estuviesen y en cuanto éste amainó se fueron.
No estaban solas, de todas formas, sino que acompañaban a grupos
grandes de estorninos. Todas estas aves volaban bajo, debido al viento, y
proporcionaban extraños perfiles a los campos arados del invierno. Por otro
lado, junto al carril, en los arcenes habían florecido ya las primeras margaritas.
Poco a poco, tras estos días de frío se irá abriendo paso la primavera.
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