El pantano Torre del Águila, situado muy cerca del Palmar de
Troya, en el término municipal utrerano (Sevilla), presenta estos días un
paisaje desolador. La sobreexplotación para el riego agrícola ha provocado que
se encuentre al 7,42%, lo que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir
considera el “mínimo ecológico”. El resultado es que buena parte del embalse
está seco, lleno de cristales, latas y otras basuras, y en lo poco que queda de
agua, pueden verse muchos peces y moluscos agonizantes o muertos.
Aun así, o quizás por ello, en estos días podían verse allí
muchas aves limícolas. Cigüeñuelas comunes, espátulas, flamencos y garzas
reales, entre otras.
El año pasado fui por estas mismas fechas buscando
fotografiar a los papamoscas cerrojillos, numerosos en esta fecha, pero al
final me encontré con las abubillas y les acabé dedicando la entrada del blog a
ellas. Pueden verse en las imágenes del año pasado que el nivel de las aguas
era normal y eso que el verano fue más caluroso y seco. Dejo en enlace por si
desean verlas.
Lo que menos esperaba encontrarme este año fueron los
flamencos y por eso a tan inusual ave (por estas tierras) les dedico la
entrada.
A veces en mayo, a atardecer, se les oye pasar volando,
quizás camino de la Laguna Fuente de Piedra, en la provincia de Málaga, en
donde crían gran número de ellos. Pero nunca los había visto por aquí. Ha sido
ahora, en los días de otoño, tras la reproducción (procedentes de las colonias
de cría se dispersan por los humedales ibéricos) cuando han decidido pasar unos días en
el pantano Torre del Águila.
Los flamencos comunes (Phoenicopterus roseus) resultan aves
muy espectaculares. Por su gran tamaño, la característica forma de su pico y su
tono rosado. Estos ejemplares que se alimentaban en el pantano son casi todos
jóvenes, por eso el plumaje es pardo-grisáceo y casi no presenta tonos rosados.
Los adultos varían en cuanto a la intensidad de los tonos rosados, pues este
color depende de la alimentación que hayan llevado.
Se alimentan generalmente en aguas salinas o salobres, y
consumen organismos acuáticos, larvas, pequeños crustáceos, microalgas,
anélidos, protozoos, moluscos.
El grupo, de aproximadamente 20 ejemplares, apenas se movía
por la laguna.
Estaba concentrado en su alimentación y ni los ruidos ni la
gente parecían molestarles. Son muchas las imágenes que tomé.
Las majestuosas aves se paseaban con sus largas patas, como
gigantes, en las aguas someras que brillaban extrañamente, como misteriosos
cristales de luz. Espero haber captado algo de todo esto en las imágenes que fui
tomando.
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