miércoles, 6 de junio de 2018

Se dora el trigo al sol: cogujada común

“Deberíamos mirar más a menudo por encima de la borda de nuestro navío, como pasajeros curiosos, y no hacer el viaje como estúpidos marineros encargados de fabricar estopa”. 
Walden, Thoreau.

Comienza junio nublado y húmedo, inusual por estas tierras del claro brillo solar. Aun así los campos de trigo se secan lentamente, y pasan de verdes a dorados. El ciclo de la vida es imparable, sobre todo en la primavera que se alarga este curioso año.

En mis paseos en bicicleta siempre veo y oigo a las cogujadas, pero suelen salir volando y alejarse a mi paso. Eso y su magnífico camuflaje cuando se posan en el carril, hace que fotografiarlas no sea demasiado fácil. Supongo que esperando pacientemente al final aparezcan ante el objetivo, pero ese no es mi estilo. Yo paso rápido por el carril, en bici y no me entretengo demasiado. Si el ave vuela cerca o se queda posada cerca pues ahí voy, a realizar la foto, sin trípodes ni retoques posteriores. La naturaleza tal cual es. 
No sé qué les pasaba ese día a las cogujadas, primero pasé muy cerca de una, a menos de un metro y se quedó posada, no echó a volar. Lo cual me extrañó,  pero no saqué la cámara. Más adelante me pasó lo mismo con otras dos que me miraron indiferentes. Y más adelante me volvió a pasar. Cuando iba ya camino de vuelta, me decidí a sacar la cámara y llevarla a mano, por si me volvía a encontrar alguna más y así fue efectivamente. 
Primero una pareja estaba en medio del carril, ahí paré la bici y a pulso enfoqué con la cámara. Una salió volando y me sobrevoló gritando y ahí aproveché para fotografiarla. La otra se posó en una roca cercana y estuvo mirándome un rato. Hasta que pensé que ya eran suficientes fotos y me fui. No se movió ni siquiera cuando empecé a pedalear.  Y así es como he ilustrado esta entrada.
La cogujada común, Galerida cristata, es un ave muy común de las zonas agrarias. Es una passeriforme de mediano tamaño y colores pardos, con algunos rayados oscuros. Lo más característico es la cresta que posee, el pico alargado y la cola corta que le da un aspecto rechoncho. El canto es también muy característico. 
Se trata de una especie sedentaria en la península ibérica y una de las densidades más altas se data en el valle del Guadalquivir. Las fotos están tomadas en Utrera, provincia de Sevilla.
Su dieta es muy variada, brotes, grano, insectos. Da igual lo que hayan plantado en los campos, las cogujadas no parecen moverse de aquí para allá, hasta cuando hay barbecho y todo está seco, en el cálido agosto, ahí están, posadas en los terrones de tierra caliente. 
Al trigo dorado al sol no hay ave más acorde, ni al borde del carril. Con ellas os dejo la entrada y con uno de los paisajes típicos, como suelo acostumbrar.