martes, 19 de diciembre de 2017

Despunta el trigo de invierno: Lavanderas blancas



“Dicen los hombres que saben muchas cosas;
pero mirad, han tomado alas
las artes y las ciencias,
y mil aplicaciones;
el viento que sopla
es todo cuando sabemos”.
Walden, Thoreau


En los campos despunta el trigo de invierno. Poco a poco del ocre de los campos arados pasamos al verde intenso. El trigo está ahora bajo, como un césped, pero dentro de poco ya alto, cubrirá toda la superficie de la tierra.

Han comenzado los días fríos, esos que esperábamos con ansias y que parecían no llegar nunca. En mis paseos en bicicleta veía muy pocas aves, las pobladoras del invierno se resistían a llegar, pero al fin andan y cantan por estas tierras.


Había llovido y por eso quedaban charcos en los bordes del carril de arena. De hecho no calculé bien y acabé llena de barro. Tuve que sortear algún riachuelo y mojarme los pies. Pero mereció la pena pues las lavanderas blancas ya habían llegado, también petirrojos, trigueros, mosquiteros y otros passeriformes estaban por aquí.


La lavandera blanca (Motacilla alba) es un ave típica del invierno por estas tierras utreranas. Es un ave muy estilizada con una larga cola. Lo que la hace más característica son sus tonos blanco, negro y gris. El dorso es gris, el vientre blanco y las alas blancas con bandas negras cuando están plegadas. La cabeza es muy característica, la cara blanca contrasta con el negro que la rodea por abajo y por arriba.


Resulta un ave confiada que puede verse de cerca, ya dedicaba una entrada a la lavandera cascadeña en donde destacaba su confianza. Aquella que poblaba el río en las alturas, por las Alpujarras. Es muy parecida morfológicamente, pero los patrones de colores son muy distintos.


Daba un paseo en mi bicicleta cuando la divisé en un charco. Me pareció un lugar estético, pues los charcos tienen la posibilidad del espejismo, del reflejo del ave y eso siempre da un resultado que me parece hermoso. Así que paré la bici y allí  mismo, sin bajarme, para no alarmarla, me puse a hacer las fotos. Las imágenes que ilustran esta entrada son el resultado.


La Lavandera blanca es un ave, como digo, que puebla estas tierras en invierno, aunque se considera que en España son aves sedentarias. Aun así, está claro que realizan movimientos en las estaciones. Por ejemplo, por estas tierras nunca crían, vienen por estas fechas, pasan el invierno y se van en la primavera. No sólo puebla en el invierno los campos de cultivo, sino que también puede vérsela en las zonas urbanas. No es una especie amenazada y por estas fechas podemos observar un gran número de ellas allá por donde vayamos.


Como en un espejo esta lavandera se mira en el charco, da unos saltitos suaves, casi sin provocar ondas y me mira unos segundos. Sigue a lo suyo, se posa en la ramita seca y no me hace más caso. Guardé la cámara, subí a la bici y me fui. Ni se inmutó, ella siguió en su charco como si yo jamás hubiera pasado por allí.




miércoles, 18 de octubre de 2017

Anuncio del otoño: collalba gris



“Si los pájaros y las flores me hubieran sopesado según sus propios criterios, no me habrían hallado falto” Henry David Thoreau, Walden.



En estos días de comienzos de octubre he estado leyendo Walden, un texto magnífico escrito por Henry David Thoreau, un estadounidense que vivió entre los años 1817 y 1862. Era todo un pensador y se lo clasifica entre los autores trascendentalistas. En este libro he encontrado muchas conexiones entre sus vivencias en los bosques y las vivencias a la que intento acercaros con el blog. Durante dos años Thoreau vivió en una cabaña en los bosques de Walden y allí, en su experimento de vida, despertó a la naturaleza de los bosques que no era más que a su propia naturaleza. Ha sido tan fuerte la conexión que he decidido, durante un tiempo, que las entradas al blog irán precedidas de algunas citas de su libro.

Aunque este año el otoño parece resistirse a llegar, pues estamos en octubre y seguimos con temperaturas que diariamente pasan de los 30 grados, la naturaleza de las estaciones no espera y algunas aves invernales ya están por aquí, las estivales se fueron y las cebollas albarranas (Drimia maritima), a pesar de no haber llovido, florecen por doquier, como un milagro.


Salgo poco en bicicleta estos días, pues continua haciendo mucho calor y todos los campos están arados; hay poca sombra en los caminos y ni una sola nube en el cielo. No obstante a pesar el peso del sol me decidí a dar una vuelta y cuál fue mi sorpresa al descubrir a esta visitante.

La collalba gris (Oenanthe oenanthe) no es un ave muy común por estas tierras. Pero ahora puede verse un gran número de ellas por los caminos o posadas en los cables de luz.  Se trata de una especie estival en España, que habita la mitad norte de la península sobre todo. En la zona sur parece que habita zonas montañosas, pero estamos en el paso postnupcial que tiene lugar entre septiembre y noviembre. Es una migrante transahariana y por esas tierras pasará el invierno. Así que están de paso por la campiña utrerana.


Es un ave con el diseño de la cola muy característico. Los machos tienen el dorso gris azulado, las alas negras, la zona inferior ocre y el antifaz negro. En las hembras los tonos están mucho más matizados y casi no tienen antifaz. El ejemplar que he fotografiado es una hembra. Estaba posada en el cable de la luz. Habían otros ejemplares dando saltos por el carril a mi paso con la bicicleta, pero no me era posible fotografiarlos. Se camuflan bastante bien en los campos arados.

Fotografié también a las cebollas albarranas que estaban en flor y daban la única nota de color a estos campos ocres del otoño. 



 A pesar de los días calurosos una serie de cambios imperceptibles para las personas no atentas, están ahí, anunciando la nueva estación. Sólo hay que tener ojos para ver.




viernes, 1 de septiembre de 2017

Gaviotas reidoras: paseando por Lisboa



Como todos los años por estas fechas, más o menos, traigo un relato de mis paseos veraniegos. Este año tocó Lisboa. Es una ciudad preciosa, con mucha luz y marinera. El olor del mar invade las preciosas plazas desde las que salen los tranvías en los cuales se pueden visitar los barrios tradicionales. El barrio alto es visita imprescindible.


Paseando por Bélem me encontré con el Monumento a los Descubrimientos justo a la orilla de la desembocadura del río Tajo, enfrente del Monasterio de los Jerónimos y al lado de la Torre de Bélem. Todos estos lugares son muy recomendables para conocer la historia de Lisboa. Disfruté mucho con el paseo y fuimos a descansar a la sombra del Monumento de los Descubrimientos. Fue allí cuando me encontré con las gaviotas reidoras.



A decir verdad había todo un elenco de gaviotas, las había patiamarillas con sus pollos posados en los márgenes del río, cabecinegras y reidoras. Pero tenía que seleccionar una especie y me decidí por las reidoras.




La gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus) es de pequeño tamaño y se adapta a una amplia variedad de hábitats. Estas tenían el plumaje invernal (no reproductor), cuando están en la época reproductora tienen la casi toda la cabeza marrón oscuro pero ahora sólo pueden verse unas manchas detrás de los ojos. Estos las hace parecerse mucho a las gaviotas cabecinegras pero se las distingue por el gris en las partes dorsales y el filo de las plumas de las alas que es blanco con bordes negros. También el canto las distingue con unas llamadas que suenan parecido a Kraa y kek.




Se encuentra por toda la zona paleártica siendo muy abundante en los países del centro de Europa, está en expansión y es colonial. En esta época, mediados de agosto, se podían ver algunos ejemplares juveniles, así que deben de criar por la zona. Conseguí fotografiar a alguno de ellos, por el plumaje este es su primer año (es el ave que vuela, el pollo que está posado es de gaviota patiamarilla). Los colores del plumaje son distintos según la edad del ave.




Muchas son las gaviotas reidoras que fotografié en estas aguas salobres y estas son las que he seleccionado para la entrada. Espero que sepan expresar la grandeza de estas aves nacidas en la urbe de Lisboa. Aves urbanas con las que las personas convivimos. En toda ciudad o pueblo, si miramos un poco ahí las encontraremos, señalándonos una convivencia que no es nueva, somos una especie con la que conviven un gran número de animales, plantas, hongos, seres en general, y muchas veces no nos percatamos de ello.







lunes, 26 de junio de 2017

Las aves veraneantes: canastera común


Los girasoles comienzan a secarse en los campos .Los algodonales están en flor a pesar de los días calurosos. Llevaba un tiempo saliendo en bicicleta y tan sólo me encontraba con lagartos ocelados tomando el sol. En cuanto paraba la bici y sacaba la cámara huían despavoridos al abrigo de las piedras o se refugiaban entre las raíces de algún olivo. Me estaba siendo imposible fotografiarlos y cuál fue mi sorpresa cuando me encontré estas aves en el carril. Parecía que las aves habían desaparecido.

Las canasteras (Glareola pratincola) parecen enormes golondrinas en el vuelo, pero posadas son muy diferentes. Son de color crema y poseen la garganta circundada por una raya negra que las hace muy características. Este es el plumaje nupcial de las aves adultas, que son las que he fotografiado.

Por otra parte son aves veraneantes, debieron de llegar en torno a abril y se irán en agosto. Estaban en torno a los campos de algodón, aunque también las observé el mes pasado sobrevolando los campos de girasoles. Deben de criar por aquí.

Había observado otros años que en época de cría utilizan la técnica (que ya había observado en los chorlitejos) de distraer a los posibles agresores. Así, cuando te acercas a algún lugar al que no desean que te acerques (probablemente porque tienen el nido –anidan en el suelo-) un adulto o dos comienzan a sobrevolarte y a hacerte pasadas gritando para llamar tu atención. Lo que pretenden que los sigas a ellas y al seguirlas te alejarán del nido o de la zona a proteger. Es una técnica bastante efectiva, hace años observé como unos chorlitejos alejaban del nido a un perro y lo volvían loco por la playa, el perro no paraba de corretearlos y ellos se ponían delante para ello, dando grandes gritos para atraerlo, pero son tan hábiles que era imposible que el perro los alcanzara.

Pues estas canasteras utilizaron esta técnica conmigo, pero al ver que yo no me movía del carril, o sea, no las seguía, pues estaba allí fotografiándolas, una de las aves hizo algo totalmente nuevo para mí. Se tiró en medio del carril, literalmente, estaba volando y de pronto era como si hubiera caído delante de mí, abrió las alas y las extendió en el suelo. Tras unos segundos en esta extraña posición recogió las alas y se quedó en el suelo con las alas plegadas todo el tiempo que duró el reportaje, mientras otras pasaban por los lados de carril y otras me hacían pases aéreos. Era un grupo de unas cinco canasteras. He realizado una imagen en donde aparece la secuencia completa de este comportamiento.

El resto de las imágenes son las aves en vuelo o posadas en el borde del carril.

En cuanto a su alimentación, con esos vuelos acrobáticos del estilo de las golondrinas, son limícolas que caza insectos en vuelo y lo hace abriendo mucho el pico cuando realizan pasadas por las nubes de mosquitos y otros insectos.

Las principales amenazas a las que se enfrenta esta especie son la modificación de los hábitats. Teniendo en cuenta que anidan en el suelo y viendo a este grupo seguro que cerca del carril, es un problema que pisen los huevos. Por otro lado los campos de cultivo varían en gran manera y está claro que estos cambios suponen un problema para la especie, pues pueden morir los pollos aplastados por las máquinas agrarias.

Pero bueno, deseándoles suerte a estas valientes aves y compartiendo algunas imágenes de los paisajes que habitan despido esta entrada, para que vean que también hay vida bajo el peso del sol veraniego.





miércoles, 10 de mayo de 2017

Flechas negras en los trigales: vencejos



Tras los días de lluvia, el trigo se deja secar en los campos. Los vencejos, como flechas negras atravesaban los campos dorados a la caza de los muy numerosos insectos. 

Salí en bicicleta aprovechando el buen tiempo y cuál fue mi sorpresa al encontrarme a tan veloces aves cazando insectos en los campos. Son muy comunes en la ciudad y en el pueblo de Utrera hay muchos, pero allá en los campos, lejos del pueblo es distinto. Cuando sale el sol desaparecen las aves, el silencio se abre paso, enmudecidas las aves sólo queda el viento en las matas, el roce de las espigas entre sí, como una especie de crujir.


Eran vencejos comunes y aprovechaban que una máquina estaba en el campo cortando el trigo. Las nubes de insectos eran numerosas y atravesarlas en bicicleta era arduo. Paré en un lado del carril a hacer las fotos y las molestias ocasionadas por los insectos fueron muchas. Había mosquitos, moscas, alúas, coleópteros de pequeño tamaño y colores intensos, saltamontes, etc. Una variedad indescriptible.

Fotografiar los vencejos no es tarea fácil. El vencejo común (Apus apus) es un ave que vive prácticamente en vuelo, sólo se posa en su nido en la época de cría. Con lo cual es una especie  adaptada al medio aéreo que incluso duerme mientras vuela. La velocidad con la que vuela es también asombrosa. Con lo cual fotografiarlos fue complicado. Quise que se viera también en dónde cazaban. Sacar los insectos en la foto era imposible, pero al menos podía dar una idea del vuelo de los vencejos en las imágenes.


Para caracterizar un poco la especie, se trata de un ave negra, con forma de ballesta, la cola ahorquillada y las alas muy largas. Es parecido a la golondrina. En la garganta suelen tener una zona más pálida tirando a blanco. Ambos sexos son iguales. Siempre van en grupos, este en concreto era más o menos grande, más de cien por lo menos.


Como decía viven sobre todo en zonas urbanas, con lo cual no es muy común verlos por el campo. Realizan migración. A la península ibérica llega en la primavera, cría y se va a finales del verano. Inverna en África, al sur del ecuador, con lo cual es un ave que recorre grandes distancias. Se dice que puede volar hasta 1000 kilómetros en un día.

Cerca de los campos de trigo hay campos de girasoles, ahora verdes, pues todavía queda para que crezcan y abran sus maravillosas flores amarillas. También sobrevolaban los campos de girasoles y alguna foto les tomé por esos lados. 


Sin más y con una imagen del campo de trigo recién cortado, necesario paisaje, dejo esta entrada al blog.