martes, 26 de enero de 2016

Cigüeña negra: el vuelo esquivo



Existen pocas aves tan difíciles de ver en la península ibérica como la cigüeña negra (Ciconia nigra). Nidifican en la más absoluta soledad, lo más lejos posible de la presencia humana, raramente se la escucha y no suele volar en grupos numerosos. 


Nuestra protagonista de la entrada viajaba sola, en los días fríos de enero, que a decir verdad, no eran muy fríos. Prueba de ello es que las golondrinas sobrevuelan ya, en tan tempranas fechas, los campanarios de Utrera y las salamanquesas cazan insectos en mi patio. Hasta he visto un grillo.


Para mí, comenzar el año con tan majestuosa ave es un privilegio. Desconozco qué hacía por estas tierras. Era una mañana cálida y el trigo brillaba verde en los campos. Daba un paseo en bicicleta cuando me pasó volando. De momento no le presté mucha atención pensando que era una cigüeña común, que ahora son muy numerosas en el pueblo y están arreglando ya los nidos para la primavera. Pero cuando la observé con detenimiento me di cuenta de que era una cigüeña negra. La primera que veo en mi vida. 



Se posó unos minutos en el trigal y por ello tuve tiempo para sacar la cámara. Pronto retomó el vuelo y poco a poco su silueta se fue perdiendo en el horizonte. Bastó con eso para ilustrar este reportaje. Las imágenes están tomadas sin mucho encuadre, con el modo automático, no tenía mucho tiempo y sin trípode, a pulso. Como casi todas las fotografías de este blog. Se trata de fotos de naturaleza al natural, los seres vivos en su entorno, con la luz del día, sin retoques, sin artificio. Me parece que en esta naturalidad al retratar el mundo se halla una enorme belleza. Por eso no les hago retoques a mis fotos, ni recorto en exceso las aves para que se pueda ver dónde están posadas, el entorno que habitan, del que forman parte y del que separarlas es ya una ficción. 



Las cigüeñas negras son aves zancudas, de largas patas y pico rojo. Se distinguen de las cigüeñas blancas en el color, pues son negras casi completamente, salvo por el vientre que es blanco. Son poco numerosas. En España hay una población de 400 parejas reproductoras, según los datos de SEO/Birdlife. En su alimentación es un tanto peculiar, se basa en la pesca de peces, pero complementándola con insectos, anfibios, reptiles, crustáceos e incluso pollos de pájaros. Suelen nidificar lejos de la presencia humana en rocas o en las copas de árboles como el pino o el alcornoque. 


Se enfrenta a amenazas como la presión urbanística, la contaminación de las aguas, los tendidos eléctricos entre otras. Todas estas amenazas, sumándolas al bajo número de aves de esta especie la ha llevado a ser incluida en el Libro Rojo de las aves de España con la categoría de “vulnerable” y en el Catálogo Nacional de Especies Amenazas como “en peligro de extinción”.


Me pareció increíble ver tan cerca a tan maravilloso animal. Si algo he aprendido es que cuando se sale al campo nunca se sabe lo que vamos a encontrar. Puede que tengamos pensado ver a una especie en concreto y que luego, aunque veamos a la tal especie, nuestra atención haya sido captada por la sorpresa de otra especie. La naturaleza siempre tiene la capacidad de sorprendernos o siempre tenemos la capacidad de sorprendernos ante la naturaleza.