martes, 21 de febrero de 2023

En las dunas: Cakile maritima Scopoli

“En febrero, las plantas entran en celo; el viento las preña, crecen brotes y, cuando llega el momento, dan a luz flores, hojas y frutos”.

Annie Dilllard, Una temporada en Tinker Creek.




Llevamos casi un mes de levante, días grises de temporal. Las dunas, arena móvil, se desplazan por las playas, invaden carreteras, paseos marítimos, se expanden, creando un nuevo paisaje. 


De pasear por la orilla te llevas arena, sal y el rugido de las olas, el sonido de la espuma blanca, que no es poca cosa.


Paseando por las playas de poniente, al resguardo del vendaval, como los alcatraces, los cormoranes y la mayor parte de las aves marítimas, siguiendo a los seres alados me encontré con estas crucíferas en flor. 


Siempre me han llamado la atención estas flores de tan sólo cuatro pétalos. La variedad de crucíferas es enorme y las florecillas son tan pequeñas y delicadas que su multiplicidad me parece asombrosa.




Cakile maritima Scopoli es el nombre científico de esta herbácea inconfundible. Parece ser que por el norte de la península la llaman “oruga de mar”, pero por estos lares no le he oído ningún nombre vulgar. Así que usaré el científico. 


Sus pequeñas flores tienen cuatro pétalos y cuatro sépalos enfrentados, de ahí la forma de cruz. El fruto es muy característico, es lo que hace inconfundible a la especie. Es una cápsula con una forma característica que ilustro con una imagen porque describirlo se me hace complicado. A este tipo de frutos encapsulados se les llama en botánica silícula.




La especie crece en los arenales marítimos con aporte orgánico y florece todo el año, cada vez que tiene oportunidad. Y en la duna de poniente, resguardada un poco del temporal que azota estas tierras aprovechó para florecer y dar un toque de luz a estos días oscuros. 


Es común por todo el mediterráneo. Pequeñas hierbas que crecen entre la arena móvil a merced de los vientos y la sal. La vida en el temporal.