A finales de Enero pasé unos días
en Cazalla de la Sierra. Justo enfrente del hotel en donde me hospedaba había
un parque. Todas las mañanas, temprano, después de desayunar, cuando todavía la
escarcha no se había desecho, salía a fotografiar urracas (Pica pica).
Son aves muy activas y divertidas
de seguir. Se posan aquí y allá, son más o menos confiadas y parecen no temer
demasiado a las personas. Por donde resido no hay urracas. Aunque es un ave que
está presente en buena parte de la península, ni por tierras utreranas, ni por
el campo de Gibraltar he visto nunca una. Hay algunos cuervos que residen por
la campiña utrerana, muy pocos, pero los veo de vez en cuando, pero nunca he
visto una urraca por aquí.
Son aves de un tamaño más o menos
grande, su plumaje es blanquinegro, aunque tiene unos tonos como azules en las
plumas caudales. Su vuelo es inconfundible, abre las plumas de la cola y bate
las alas espasmódicamente, desplazándose de forma ondulante. También es
bastante ruidosa y se las oye en la distancia. Por todo ello son fáciles de
localizar.
Esta visita a la Sierra Norte, en
los días de más frío del año, la hice sin bicicleta, así que todos los paseos
los realicé andando. Fui a San Nicolás del Puerto y las fotos que allí realicé
de las cascadas del Huéznar y los carámbanos de hielo que por allí se habían
formado me tienen muy contenta. Así que voy a incluirlas para ilustrar esta
entrada. Todos estos paisajes eran territorio de las urracas e incluso algunas
fueron fotografiadas en el entorno del río Huéznar.
La urraca es una ave bastante
eficiente en su adaptación al medio, por eso habitan en gran variedad de
lugares, ciudades, pueblos, la vega de los ríos, etc. No hay una
especialización en su dieta. Es sedentaria, por lo cual no hay migraciones ni
desplazamientos masivos de la población de urracas.
Se posaban en la copa de los
árboles y desde allí se comunicaban unas con otras. Su canto acompañó todos mis
paseos por la Sierra Norte, que en este invierno frío y seco, irradiaba un
verde brillante y hermoso, allá en la quietud de la sombra de los alcornoques.
Las aguas caudalosas del río Huéznar, coloreaban el paisaje de tonos ciénaga y
blanco espuma. Espero que las imágenes escogidas sepan expresar el colorido
paisaje invernal.
Gracias, y comparto tu simpatia por las urracas.
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