Despunta el trigo en los primeros días de diciembre, los
campos lucen un verde intenso, el frío y las lluvias arrecian en Utrera.
En mis paseos en bicicleta puedo observar muchas de las aves
que pueblan estas tierras en invierno. A veces tengo que acortar las rutas, un
riachuelo o el intenso barro me impiden el paso. Aun así, continúo saliendo. Algunos
días, doy la vuelta resignada pues no quiero mojarme o luchar contra el barro,
otros en cambio, atravieso el barro y me adentro en los arroyos.
En estos días de tierra encharcada me acompaña el incansable
repiqueteo de los trigueros. Como si el tiempo no importara, pasan la mañana
posados en las ramas altas de los arbustos o en los cables de luz emitiendo su
canto una y otra vez. Es curiosa la monotonía que crea este canto en el
paisaje. Como un sonido que sostiene el trigal, sin el que no tiene sentido,
pues no puedo imaginarlo en silencio.
Los trigueros son enormes aves Passeriformes, por ello
fáciles de ver. Habitan estos campos todo el año, sólo que ahora en el invierno
son de las pocas que asoman a las ramas altas de los arbustos o se posan en los
cables.
Como siempre llevo la cámara en mis paseos, aquí os dejo
algunas de las fotos que he realizado a tan magníficas aves.
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