“La vida que hay en nosotros es como el agua de un río. Este año podría haber crecidas como el hombre no ha conocido e inundaciones en las sedientas tierras altas, incluso podría ser el año memorable en que se ahoguen todas nuestras ratas almizcleras. No siempre estuvo seca la tierra que habitamos. Veo tierra adentro las orillas que la corriente lavaba antaño, antes de que la ciencia comenzara a registrar sus riadas”.
Walden, Henry David Thoreau.
Los días se acortaron hace tiempo y el frío ha llegado muy lentamente. Poco a poco los cielos soleados han ido disminuyendo en pos de los nublados. Entre temporales de viento, tras otro confinamiento menos drástico, otro cambio de residencia, vuelvo a la naturaleza. Atrás ha quedado el azul turquesa del atlántico conileño y me hallo inmersa en el mediterráneo, en el estrecho de Gibraltar: mar azul añil, espesas nubes, roquedos grises, graznido de las gaviotas.
Mis primeras salidas han sido a la Sierra Carbonera en donde me he encontrado con la típica vegetación costera mediterránea. No he ido con mi cámara de fotos pues es pesada y he ido corriendo, ando explorando rutas. Así que las primeras fotos de esta andadura son de plantas y están realizadas con el teléfono móvil.
Fue un goce encontrarme a la Clematis cirrhosa en flor. Salí esa mañana a pesar del mal tiempo. Llovía a ratos y el día era bastante gris. Pero me encantan las salidas con mal tiempo: el barro, las hojas mojadas, sentirme empujada por el viento. Como decía la Clematis estaba en flor y a la tenue luz del día brillaban mojadas y su color marfil las hacía resaltar bastante sobre el paisaje verde de espinos perennes.
Se trata de una enredadera que crecía sobre otras plantas como lentiscos, o acebuches. Había muchas por la zona. He realizado la foto de una que crecía sobre algún arbusto de hoja caduca en donde puede verse muy bien y claramente. Crece por todo el litoral costero mediterráneo de Andalucía. Por la parte del sur de Portugal y el atlántico andaluz también se encuentra.
Las flores marfiles colgaban al viento mojadas abriéndose en los días invernales. No todo es primavera, también hay colorido en los días grises y cortos.
Con algunos de los paisajes de esta mañana lluviosa, desde la Sierra Carbonera, despido la última entrada de este año de tantos cambios y tantas historias que no quedaran en el olvido.
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