“Dicen los hombres que
saben muchas cosas;
pero mirad, han tomado
alas
las artes y las ciencias,
y mil aplicaciones;
el viento que sopla
es todo cuando sabemos”.
Walden, Thoreau
En los campos despunta el trigo
de invierno. Poco a poco del ocre de los campos arados pasamos al verde
intenso. El trigo está ahora bajo, como un césped, pero dentro de poco ya alto,
cubrirá toda la superficie de la tierra.
Había llovido y por eso quedaban charcos en los bordes del carril de arena. De hecho no calculé bien y acabé llena de barro. Tuve que sortear algún riachuelo y mojarme los pies. Pero mereció la pena pues las lavanderas blancas ya habían llegado, también petirrojos, trigueros, mosquiteros y otros passeriformes estaban por aquí.
Resulta un ave confiada que puede verse de cerca, ya dedicaba una entrada a la lavandera cascadeña en donde destacaba su confianza. Aquella que poblaba el río en las alturas, por las Alpujarras. Es muy parecida morfológicamente, pero los patrones de colores son muy distintos.
La Lavandera blanca es un ave, como digo, que puebla estas tierras en invierno, aunque se considera que en España son aves sedentarias. Aun así, está claro que realizan movimientos en las estaciones. Por ejemplo, por estas tierras nunca crían, vienen por estas fechas, pasan el invierno y se van en la primavera. No sólo puebla en el invierno los campos de cultivo, sino que también puede vérsela en las zonas urbanas. No es una especie amenazada y por estas fechas podemos observar un gran número de ellas allá por donde vayamos.