martes, 16 de diciembre de 2014

El trigo de invierno: Miliaria calandra



Despunta el trigo en los primeros días de diciembre, los campos lucen un verde intenso, el frío y las lluvias arrecian en Utrera.



En mis paseos en bicicleta puedo observar muchas de las aves que pueblan estas tierras en invierno. A veces tengo que acortar las rutas, un riachuelo o el intenso barro me impiden el paso. Aun así, continúo saliendo. Algunos días, doy la vuelta resignada pues no quiero mojarme o luchar contra el barro, otros en cambio, atravieso el barro y me adentro en los arroyos.



En estos días de tierra encharcada me acompaña el incansable repiqueteo de los trigueros. Como si el tiempo no importara, pasan la mañana posados en las ramas altas de los arbustos o en los cables de luz emitiendo su canto una y otra vez. Es curiosa la monotonía que crea este canto en el paisaje. Como un sonido que sostiene el trigal, sin el que no tiene sentido, pues no puedo imaginarlo en silencio.

Los trigueros son enormes aves Passeriformes, por ello fáciles de ver. Habitan estos campos todo el año, sólo que ahora en el invierno son de las pocas que asoman a las ramas altas de los arbustos o se posan en los cables.

Como siempre llevo la cámara en mis paseos, aquí os dejo algunas de las fotos que he realizado a tan magníficas aves.









jueves, 13 de noviembre de 2014

Tarabillas en lo más alto de la mata



En noviembre los campos están arados, en barbecho, a la espera de que pasen las fiestas, los fríos invernales y aclare el sol de febrero. Todo es más bien gris, por lo nublado del cielo que oscurece la tierra y al carril de arena. 

En los bordes del carril han quedado algunas matas, los palmitos, ramas secas: matorrales. No hay árboles en el carril de arena. A las tarabillas no les importa. Ellas han ocupado los matorrales y posadas desde lo más alto observan a los paseantes.

La Tarabilla europea, Saxocila rubicola, es un ave residente en la península ibérica, pero en estas fechas realiza una migración parcial. Muchas se desplazan a las zonas más sureñas en busca de temperaturas más cálidas. Por eso ahora veo tantos ejemplares en el carril de arena.

La especie presenta dimorfismo sexual, es decir, las hembras y los machos no son iguales. Los machos tienen un colorido más intenso, la cabeza es negra, el pecho anaranjado y poseen el obispillo blanco. 


 En cambio, las hembras son de un color más pardo y están mejor camufladas en los matorrales. 




A las tarabillas les encanta posarse en las zonas más altas de los mismos y desde ahí observar todo lo que ocurre. El reclamo que emiten es muy característico, un chasquido corto y repetido que podría transcribirse como chac-chac-chac-chac.






Paseando por el carril de arena salieron algunas a mi encuentro, desde lo más alto de las matas emitían su reclamo mientras yo las fotografiaba. Primero vi a un macho, su colorido es más vistoso y por eso me resultó más fácil encontrarlo. Pero luego la hembra se posó en un palmito que tenía cerca y en donde pude realizar el resto de las fotos.







lunes, 20 de octubre de 2014

Cisticola buitrón: un punto en el cielo



        Esta pequeña ave habita buena parte del litoral mediterráneo. Por estas tierras de la cálida Utrera se asoma en la primavera,  inundado el cielo con su característico reclamo y su ondulante vuelo. Tras un verano más silencioso, ahora, en los días de otoño, se hace visible de nuevo entre los algodonales y los campos arados. Han redoblado su número tras la cría y además porque están acompañados de otros ejemplares procedentes de zonas más al norte.


      Es una de las aves más pequeñas de Europa, por ello tuve mucha suerte de encontrarme con éste confiado ejemplar que me dejó acercarme y fotografiarlo. Cuando se posa en la vegetación se aferra a los tallos y se mimetiza entre ellos con bastante facilidad, si no fuera porque lo delata su reclamo. 


      Los buitrones son aves insectívoras, así que en estos días en los que alúas, libélulas y moscas han resurgido tras las lluvias, deben de estar haciendo su agosto. Las principales amenazas a las que se enfrenta esta especie son la intensificación agrícola de las zonas que habita, el empleo de pesticidas, los cultivos intensivos bajo plástico, la construcción de urbanizaciones, etc. Actualmente se les considera “De interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas.

      Iba en bicicleta y desde lejos al oírme asomó al carril de arena y me estuvo observando curiosamente. Aproveché para parar, sacar la cámara y hacerle la foto. El pájaro seguía mirándome mientras saltaba de un tallo a otro, hasta que al final voló hacia un árbol y se alejó de mi presencia. Fue suficiente para ilustrar esta entrada.



jueves, 25 de septiembre de 2014

Habitantes de agua dulce: el cangrejo de señal



Esta historia  tiene lugar por tierras segovianas. Nos dirigíamos a Pedraza, pero al pasar por La Velilla, hicimos un alto en el camino. 

El pueblo está junto al río Cega y asomando a su orilla conocimos a tan extraordinarios habitantes. 


Los cangrejos de río son crustáceos de agua dulce. En la península ibérica siempre los hubo, pero cada vez es menos frecuente encontrarlos. Como todos los seres vivos de agua dulce presentan un declive enorme, sobre todo debido a la contaminación y sobreexplotación de los ríos, arroyos y lagunas.

Actualmente la especie autóctona o europea es rara de encontrar y son especies invasoras las más comunes. Concretamente el héroe de la jornada fue el cangrejo de señal californiano: Pacifastacus leniusculus.


El río no tenía mucha profundidad y allá en el fondo, entre las piedras, pronto pudimos distinguirlos. El agua estaba bien fresca y era nítida allá donde la corriente se sosegaba. Los había de diversos tamaños. Sus pinzas son inconfundibles, a estos  cangrejos se les llama “de señal” por la mancha blanca que presentan en las quelas. 



Han sido introducidos por toda Europa y son originarios de la zona pacífica de Norteamérica. En España se le dio su lugar en el Catálogo de especies exóticas invasoras de 2011 y supone una amenaza para las especies autóctonas.
A pesar de eso, esta viajante especie, cuyo traslado dependió de la mano humana, y cuyo desastre es responsabilidad de la misma, habita los ríos de la península despreocupadamente. 


Con una barita saqué un ejemplar, con sus quelas al aire, se mantuvo sobre una piedra unos instantes, que aproveché para realizar las fotos. Después de un momento gesticulando con sus pinzas algunas amenazas, se introdujo en el agua y comenzó a nadar de espaldas como el más aventajado de los peces  hasta pararse allá en el fondo, entre las piedras.