“Nuestra época de muda, como la de las aves, debe ser un tiempo de crisis en nuestra vida. El colimbo, por ejemplo, se retira a los lagos solitarios para pasarla. La culebra se arranca la piel y la oruga su agusanada envoltura por medio de un trabajo interno de expansión, y las vestiduras no son más que cutícula externa y cáscara mortal. En caso contrario, nos encontramos con seguridad navegando bajo falso pabellón y seremos degradados con seguridad por nuestra propia opinión y la de la humanidad”
Walden. H. D. Thoreau
Llega el otoño, la hoja seca a merced del viento, los días cortos, nublados, las primeras lluvias, el musgo y la piedra mojada. Las aves migratorias todavía vienen y van en su anual trasiego. Como ser errante, cegado por el verde que surge entre las hojas secas, el verde que crece sobre el paisaje anaranjado, decidí pasear por las montañas. Este es un viaje recurrente, ya hay en el blog otras entradas dedicadas al Parque Nacional de Sierra Nevada, al que accedo desde el pueblo de Trevélez en la Alpujarra granadina.
Por los senderos del río, por la llamada ruta del Horcajo, me encontré con los habitantes de la umbría. Ya en el pasado dediqué una entrada a la lavandera cascadeña que se mueve entre el discurrir sonoro de las aguas del deshielo. Tenía pensado fotografiar al mirlo acuático, que en varias ocasiones había visto brevemente por esta zona. Y nos encontramos, pero fugazmente, tiempo insuficiente como para realizar una foto.
En la umbría sorprende el verde brillante de los helechos, al borde los arroyos, de las chorreras y las paredes húmedas y pedregosas. Siempre los percibo como dinosaurios, seres de otra época, plantas del pasado, que se reproducen por esporas, supervivientes que han sabido adaptarse a los cambios, han sabido crecer junto a las flores como un milagro. Verde brillante en la umbría, refulgente. La simetría perfecta de sus hojas y sus esporangios repartidos periódicamente por ellas, frente la complejidad de las mil posibles hojas, de estambres y pistilos.
En estas fechas y como el verano ha sido seco, también perviven hojas amarillas, restos de la sequía, aunque en la umbría predominan los verdes.
Aunque hay muchos tipos de helechos he tomado las fotos del helecho más común: Pteridium aquilinum (L.) Kuhn. Una especie que crece en bosques claros, brezales y suelos preferentemente ácidos por casi toda la península ibérica.
En las tardes de otoño por los senderos del río, entre las sombras proporcionan la nota de color. El brillo verde junto a los húmedos musgos. Con algunas de las fotos que he tomado despido la entrada, espero que puedan transmitir la nota de color para estos días que se acortan y se vuelven sombríos.
Hay brillo y color hasta en los más profundo.