“La tierra no es tan sólo un
fragmento de historia muerta, estrato sobre estrato, como las hojas de un libro
dispuestas para el estudio de todos los geólogos y anticuarios, sino que es poesía
viva como las hojas de un árbol que anteceden a las flores y a los frutos; no es una tierra fósil, sino una tierra con
vida, respecto a la cual toda vida animal y vegetal es meramente parasitaria”.
Walden, H. D. Thoreau.
A principios de marzo, cuando
todavía reinaba la tranquilidad en el país, y ni siquiera imaginábamos el
estado de alarma, fui a desayunar a la Barca de Vejer. Era un día primaveral y
llevaba mi cámara de fotos, pues esperaba encontrar por allí estas magníficas
aves. Había ido en febrero pero los roquedos que usan estas aves para anidar
estaban por aquel entonces vacíos.
A decir verdad, desde que llegué
a esta zona he estado intentando fotografiar los ibis eremita (Geronticus
eremita). Lo había conseguido en varias ocasiones, suelen estar en torno a la
torre de Castilnovo en Conil de la Frontera, pero eran fotos en vuelo, sin
mucha gracia y esperaba poder ver los nidos. A principios de año localicé el
lugar en la Barca de Vejer, no tiene mucha pérdida, hay un mirador habilitado
para ello. Así que reuní paciencia y en los primeros días de marzo me dispuse,
cámara en mano, a ir a fotografiarlos.
Fue una mañana muy primaveral y
había un gran número de ellos apostados por el roquedo. Anidan en una pared de
roca no muy elevada, y justo al lado de la carretera. Me pareció increíble que
no les molestase un lugar tan transitado y con tanto ruido. Pero allí estaban.
Los ibis eremita son aves en
peligro crítico de extinción, en estado silvestre sólo han sobrevivido en
Marruecos y escasamente en Siria. Los ejemplares que he fotografiado han sido
reintroducidos en la zona. Es un ave que tras muchos cientos de años de
ausencia vuelve a habitar la comarca de La Janda. En el año 2004 se
introdujeron varios ejemplares nacidos en cautividad. Fue un programa de la
Junta de Andalucía gracias al cual ahora podernos verlos en libertad.
Son unos ibis muy curiosos, no
muy bellos la verdad. La cabeza es calva y roja, tiene el plumaje negro. Es de
un tamaño grande y cuando vuela las alas son anchas y la verdad es que tiene un
vuelo muy elegante.
Desde el mirador habilitado para
ello pude observar un buen rato a la colonia de ibis eremitas. Estaban abortos
en la construcción de los nidos, en el reparto de los lugares para hacer los
nidos y en el cortejo. Con ese pico tan curvo, allá entre las rocas, se me
antojaron seres de otra época, ancestrales. Reliquias del pasado habitando
nuestra primavera.