“¿Qué tipo de espacio separa a un
hombre de sus semejantes y le hace sentir solitario? He descubierto que ningún
movimiento de piernas puede aproximar dos mentes. ¿Cerca de qué queremos vivir?
Walden, H. D. Thoreau.
Estuve haciendo fotos cámara en
mano, y me di cuenta de que ninguna entrada del blog está dedicada a los
gorriones. Aves tan comunes y corrientes, que vemos todos los días. Y me gusta
que el blog sea un canto a lo cotidiano, un ahondar en lo corriente de los
días, en la permanencia en el tiempo presente, no en lo abrupto ni en lo
desconocido, sino en el misterio del día cualquiera.
Los gorriones comunes habitan
todo tipo de hábitats, están en los pueblos y ciudades, en los campos, en la
playa, en el sembrado, en la montaña. Suelen estar allá donde haya personas,
pues son aves en cierto modo dependientes de lo humano. Es un ave presente en
muchas partes del mundo. En España es residente y en las grandes ciudades está
sufriendo un importante declive poblacional.
Es un paseriforme robusto, con un
pico fuerte y dimorfismo sexual. Las hembras son marrones y tienen una banda
clara tras los ojos. Los machos tienen el pico más oscuro con un babero negro.
El dorso rojizo, la parte de arriba de la cabeza gris y blanco a los lados de
la cara. He realizado fotos tanto de machos como de hembras y se aprecian muy
fácilmente las diferencias de plumaje.
Es un ave omnívora, que se
alimenta de insectos, grano, frutos, restos de comida humanos, etc. En este
caso estaban alimentándose, imagino, de los insectos que polinizan las flores
del agave americana, que tan común es por esta zona. Ahora en flor, resulta una
planta muy bella, aunque no creo que sea autóctona.
Con algunas imágenes de estos
paisajes costeros finalizo esta entrada dedicada a la naturaleza cotidiana, en
la que nos hallamos inmersos y que nunca debemos de perder de vista, aunque al
desarrollarnos en ella nos cueste algún esfuerzo despertar a ella. Somos en ella.
Seamos conscientes de ello.