“Por lo general la naturaleza
florece en soledad, lejos de las ciudades en las que esos jóvenes residen.
¡Habláis del cielo! Y deshonráis la tierra”.
Walden. H. D. Thoreau
En la laguna de la Torre del
Águila, rebosante de agua, como ya decíamos en la anterior entrada, los
somormujos lavancos (Podiceps cristatus) lucen su plumaje nupcial.
Se trata del mayor de los
somormujos y zampullines que puede verse en España. El cuello es largo, el pico
apuntado y luce un plumaje veraniego de lo más característico. Estos ejemplares
ya presentan tal plumaje: la parte superior de la cabeza es negra y tiene unos
penachos o una mini cresta, de las mejillas salen unas plumas alargadas con tonos
rojizos y negros que son muy llamativas. La zona que rodea los ojos, el cuello,
el pecho y el vientre son blancas y el dorso y los flancos rojizo.
En las aguas calmas de la
primavera en el lago iban los somormujos de un lado a otro. Había bastantes
pero estaban esparcidos por aquí y por allá, cada uno a lo suyo. Como en
soledad.
La subespecie cristatus que es la
que habita en la península puede verse por todos los humedades y está presente
por Europa y Asia. Suelen ser sedentarios o migradores parciales. Por la laguna
suelen estar todo el año, sólo que por estas fechas se reúnen para el
característico cortejo. En el mismo hincha las plumas del cuello. Ambos sexos
se encuentran de frente y se ponen prácticamente de pie en el agua durante unos
segundos. No estaban todavía en pleno cortejo, simplemente iban de un lado a
otro por la laguna alimentándose entre las fochas con las que compartían el
espacio, y a las que antes les dedicábamos una entrada.
Se alimenta principalmente de
peces, aunque también puede consumir otros invertebrados e insectos.
Atardecía en la laguna, las
sombras se alargaban en la orilla y allá donde quedaba un rayo de sol se
iluminaba el perfil de un somormujo. El silencio se rompía de vez en cuando con
el grito de una focha pero a los somormujos no se les oía. Majestuosas aves
preparándose para el cortejo en una primaveral tarde de marzo. Acabo la entrada
con algunas fotos de un paisaje de cielos azules a la espera de tormentas y
lluvias, de la turbulencia primaveral.