miércoles, 6 de marzo de 2019

Habitantes de la laguna 2: Somormujo lavanco

“Por lo general la naturaleza florece en soledad, lejos de las ciudades en las que esos jóvenes residen. ¡Habláis del cielo! Y deshonráis la tierra”.

Walden. H. D. Thoreau


En la laguna de la Torre del Águila, rebosante de agua, como ya decíamos en la anterior entrada, los somormujos lavancos (Podiceps cristatus) lucen su plumaje nupcial.


Se trata del mayor de los somormujos y zampullines que puede verse en España. El cuello es largo, el pico apuntado y luce un plumaje veraniego de lo más característico. Estos ejemplares ya presentan tal plumaje: la parte superior de la cabeza es negra y tiene unos penachos o una mini cresta, de las mejillas salen unas plumas alargadas con tonos rojizos y negros que son muy llamativas. La zona que rodea los ojos, el cuello, el pecho y el vientre son blancas y el dorso y los flancos rojizo.


En las aguas calmas de la primavera en el lago iban los somormujos de un lado a otro. Había bastantes pero estaban esparcidos por aquí y por allá, cada uno a lo suyo. Como en soledad.


La subespecie cristatus que es la que habita en la península puede verse por todos los humedades y está presente por Europa y Asia. Suelen ser sedentarios o migradores parciales. Por la laguna suelen estar todo el año, sólo que por estas fechas se reúnen para el característico cortejo. En el mismo hincha las plumas del cuello. Ambos sexos se encuentran de frente y se ponen prácticamente de pie en el agua durante unos segundos. No estaban todavía en pleno cortejo, simplemente iban de un lado a otro por la laguna alimentándose entre las fochas con las que compartían el espacio, y a las que antes les dedicábamos una entrada.


Se alimenta principalmente de peces, aunque también puede consumir otros invertebrados e insectos.

Atardecía en la laguna, las sombras se alargaban en la orilla y allá donde quedaba un rayo de sol se iluminaba el perfil de un somormujo. El silencio se rompía de vez en cuando con el grito de una focha pero a los somormujos no se les oía. Majestuosas aves preparándose para el cortejo en una primaveral tarde de marzo. Acabo la entrada con algunas fotos de un paisaje de cielos azules a la espera de tormentas y lluvias, de la turbulencia primaveral.