Walden, H. D. Thoreau.
La laguna de la Torre del Águila
está rebosante de agua por estas fechas. Aprovechando un día de febrero casi
primaveral realicé una visita al lugar. Muchas son las aves que pasan por la
laguna en la migración, pero esta entrada está dedicada a unas habitantes
residentes, las fochas comunes (Fulica altra).
Son típicas en los humedales
europeos, muy comunes y características. Su plumaje es prácticamente negro y lo
que la hace inconfundible es el escudete frontal blanco que posee en la cabeza
y que se estrecha en su pico también blanco. Son muy espectaculares sus patas,
pero en ninguna foto se puede apreciar. Están festoneados por lóbulos
redondeados. Pero son aves muy difíciles
de ver fuera del agua. En una ocasión encontré un pollo desorientado por unas
dunas y en ese momento pude verle las patas con detenimiento. Aunque ese día no
llevaba cámara nunca olvidaré tan características patas.
Habitan toda Europa, se extienden
desde el norte de África hasta extremo oriente. En la laguna son básicamente
sedentarias, a pesar de que en períodos de sequía y después de la reproducción
puede realizarse movimientos dispersivos.
Es una especie omnívora que se
alimenta de muchas semillas y plantas, también de insectos y pequeños
vertebrados.
En las aguas quietas de la laguna
se desplazan por el agua como si un imán las uniera ella, apenas dejando un
surco de suaves ondas a su paso. El día era soleado aunque faltaba poco para el
rápido atardecer de febrero y las fochas iban de un lado a otro, cerca de la
orilla, entre cuya vegetación medio sumergida alojan sus nidos.
Se sumergían a veces y volvían a
salir al momento, ajenas a mi cámara de fotos. Generalmente no están solas, sino en grupos de dos o tres,
por lo que en la mayoría de las fotos salen siempre varias. De vez en cuando se
las oía graznar en la ribera, en alguna parte oculta (son muy escandalosas) y
este sonido hacía eco en la calmada laguna al atardecer de febrero.
Con algunos de los paisajes
finalizo la entrada.