Es curioso, pero los mochuelos, a pesar de ser rapaces nocturnas, tienen
hábitos parcialmente diurnos, por lo cual no es tan raro verlos de día.
Aunque esta sea mi primera vez. Tampoco se alimentan únicamente de
vertebrados sino que presentan una dieta variada en la que están muy
presentes insectos como grillos, escarabajos, saltamontes y también
otros invertebrados como las lombrices. En realidad como otras rapaces
nocturnas ven perfectamente durante el día, aunque también en la noche.
Es un ave típica del Mediterráneo, pero está presente más allá: en Asia. Hasta China y Corea se distribuye esta especie. La población española es una de las más numerosas de Europa. Sus hábitos son sedentarios. Los jóvenes no suelen asentarse a más de 30 kilómetros del lugar en el que nacieron. El hábitat que presenta Utrera es de sus preferidos, por eso hay tantos por aquí y las noches están pobladas por sus cantos, como maullidos, a veces demasiado altos como para no despertar a los humanos diurnos. Más de una noche de verano, cuando duermo con las ventanas abiertas para que el aire de los campos refresque la habitación, me han despertado con su canto nocturno.
Como decía, Utrera presenta un paisaje agrícola no muy homogéneo y cambiante según las estaciones. Olivares, campos de trigo y girasoles, maizales, algodonales, etc. Es el hábitat ideal para el mochuelo, con campos abiertos, llanos interminables, sin altitud y mucho calor en los días de verano.
Este ejemplar al que conseguí fotografiar por la mañana, estaba posado en el suelo, perfectamente camuflado, pues no lo vi hasta que comenzó a volar. Pasaba yo en mi bicicleta. Se posó en un árbol cercano y allí en la rama también era difícil de distinguir del tronco, pues su plumaje se camufla de forma perfecta. Pude observar sus penetrantes ojos amarillos que me observaron con detenimiento el suficiente tiempo como para ilustrar esta entrada.